Descripción
Oliver tiene diecisiete años y vive en una pequeña ciudad llamada Luria. Su día a día no es tan diferente del de cualquier adolescente: levantarse, discutir con Aubree, ir al instituto, volver a discutir con Aubree, regresar a casa… Y salvar la ciudad siendo Orikel, el héroe del que todo el mundo habla. Pero hasta los héroes más valientes necesitan ayuda, aunque eso signifique tener que mentir a la persona que te cura las heridas noche tras noche.
Ser compañeros es más complicado de lo que puede parecer, pero cuando confías ciegamente en alguien, eres capaz hasta de saltar al vacío sin importar las consecuencias. Es ahora cuando deberán poner a prueba esa confianza: Hestia ha regresado.
Los héroes lloran, los héroes sangran y, sobre todo, los héroes también mueren.
Celia Añó –
★✰3’5✰★
Termino de leer (esto es muy relativo, pues me ha llevado su tiempo ordenar mis ideas) con un nudo de sensaciones y muchas ganas de la segunda parte. Este es un libro que de normal habría devorado, pero estoy de exámenes y me he obligado a dosificarlo. Y ahora, tras tantos días metida en la novela, se me hace muy raro despedirme de Oliver y Aubree.
Orikel tarda un poco en zambullirse en la auténtica trama, que es cuando definitivamente me enganchó. Hasta entonces, la autora nos presenta a los protagonistas y el entorno. Y este es uno de los detalles que más vida le da al libro: la familia de ambos, el instituto, los compañeros de clase… No es una historia aislada, sino que se intercala en este mundo que Isu ha construido, tan similar al nuestro aunque con sus pequeñas diferencias. Luego llega Hestia y todo acaba patas arriba. Y aquí sucede algo que me ha pasado en pocas historias de este estilo: he compartido el agobio de los protas. Hay una amenaza real y el desgaste que produce, las heridas y sus consecuencias, le da una sensación de peligro verdaderamente palpable. Además, la villana de la novela tiene una frase que cada vez que aparece tiene el mismo efecto que la tonadilla de la película de Tiburón.
Para ser primera persona, las voces de los dos protagonistas están bien diferenciadas y es curioso leer los pensamientos de ambos. Y aunque Oliver no me ha caído mal, definitivamente me quedo con Aubree, ¡se merecía más capítulos, leñe!
Sí es cierto que ha habido escenas en las que me he perdido un poco, no sé si por las descripciones o lo que estaba sucediendo, y he tenido que volver a leerlas.
Con muchas ganas de leer la segunda parte.
Raúl –
¡Muchísimas gracias por esta reseña!